Si bien gran parte de la atención de quienes vivimos con diabetes se centra en los aspectos físicos de la enfermedad, como el control de la glucosa en la sangre y el manejo de las complicaciones, un aspecto crucial a menudo se pasa por alto: el impacto del lenguaje.
Las palabras que usamos para hablar sobre la diabetes -ya sea como profesionales de la salud, educadores, investigadores, individuos que interactúan con personas con diabetes o las propias personas con diabetes- pueden tener un profundo impacto en nuestro bienestar emocional y psicológico.
La investigación emergente destaca que el lenguaje puede ser una poderosa herramienta para promover el apoyo y el empoderamiento o, por el contrario, perpetuar la estigmatización y la culpa.
Este artículo explora el impacto del lenguaje en las personas con diabetes, examinando la evidencia científica disponible y destacando la importancia de un lenguaje sensible, respetuoso y personificante.
De «diabético» a «persona con diabetes»
Uno de los problemas más destacados en el discurso sobre la diabetes es el uso del lenguaje personificante, que define a un individuo únicamente por su condición médica.
Un claro ejemplo de esto es el uso del término «diabético» como sustantivo.
Referirse a alguien como «un diabético» o «una diabética» reduce a la persona a su enfermedad, ignorando su individualidad, complejidad y la multitud de otras facetas que conforman su identidad.
Numerosas organizaciones y expertos en diabetes abogan por el uso del lenguaje personificante, que coloca a la persona en primer lugar.
En lugar de decir «un diabético», se recomienda decir «una persona con diabetes» o «un individuo que vive con diabetes».
Este cambio sutil, pero significativo, reconoce que la diabetes es solo una parte de la persona, no la totalidad de su ser.
La guía de lenguaje de Diabetes Canadá, publicada en 2023, enfatiza la importancia de «usar un lenguaje que respete a las personas con diabetes como individuos y que reconozca que la diabetes es solo una parte de quienes son».
Palabras negativas y estigmatizantes
El lenguaje que usamos al hablar sobre la diabetes también puede tener un impacto significativo en las emociones y la autopercepción de las personas que vivimos con esta condición.
Ciertas palabras y frases, a menudo utilizadas sin intención negativa, pueden transmitir juicios, culpa y vergüenza.
Ejemplos de lenguaje negativo y sus alternativas:
Negativo:
Diabético mal controlado
Alternativo:
Persona con diabetes que experimenta dificultades para manejar sus niveles de glucosa
Negativo:
Incumplimiento del tratamiento
Alternativo:
Dificultades para adherirse al plan de tratamiento
Negativo:
Paciente rebelde
Alternativo:
Paciente que expresa sus preferencias y necesidades
Negativo:
Fracaso en el manejo de la diabetes
Alternativo:
Desafíos en el manejo de la diabetes
El uso de un lenguaje negativo puede llevar a que las personas con diabetes sintamos que hemos «fallado» o que somos responsables de nuestra condición, lo que puede generar sentimientos de culpa, vergüenza y ansiedad.
Esto, a su vez, puede afectar negativamente nuestro bienestar emocional y psicológico, nuestra adherencia al tratamiento y nuestra disposición a buscar apoyo.
En un estudio publicado en 2017 en la revista Diabetes Care, investigadores analizaron el impacto del lenguaje utilizado en la educación sobre la diabetes.
Descubrieron que el uso de un lenguaje negativo y controlador estaba asociado con una menor satisfacción de los pacientes y una menor motivación para participar en el autocuidado.
Consecuencias del lenguaje inapropiado
La estigmatización es un problema omnipresente que afecta a las personas con diabetes.
A menudo se basa en conceptos erróneos y prejuicios sobre la enfermedad, y puede manifestarse en forma de discriminación, burlas y actitudes negativas. El lenguaje juega un papel crucial en la perpetuación de la estigmatización.
Frases como «se lo buscó por comer demasiada azúcar» o «no se cuida lo suficiente» implican que las personas con diabetes somos responsables de nuestra condición, ignorando la complejidad de la enfermedad y los múltiples factores que contribuyen a su desarrollo.
Un estudio publicado en 2021 en la revista Diabetes Medicine analizó las experiencias de personas con diabetes en relación con el lenguaje utilizado en la atención médica.
Los participantes reportaron sentirse juzgados y culpados por sus niveles de glucosa en sangre, y expresaron que el lenguaje utilizado por algunos profesionales de la salud contribuía a su sensación de estigmatización.
Enfatizar el empoderamiento y la colaboración
En contraste con el lenguaje negativo y estigmatizante, el lenguaje empoderador se centra en las fortalezas, la resiliencia y la capacidad de las personas con diabetes para tomar decisiones informadas sobre su salud.
En lugar de enfatizar el «control» de la diabetes, se promueve la colaboración entre la persona con diabetes y el equipo de atención médica.
Ejemplos de lenguaje empoderador:
● En lugar de: «Usted debe controlar su diabetes».
● Decir: «Trabajemos juntos para desarrollar un plan de manejo de la diabetes que se adapte a sus necesidades y objetivos».
● En lugar de: «Usted no está cumpliendo con su dieta».
● Decir: «Hablemos sobre los desafíos que enfrenta para seguir su plan de alimentación y exploremos estrategias que le funcionen mejor».
● En lugar de: «Su diabetes está fuera de control».
● Decir: «Sus niveles de glucosa en sangre han sido más altos de lo deseado últimamente. ¿Qué factores cree que podrían estar contribuyendo a esto?»
El lenguaje empoderador reconoce a la persona con diabetes como un agente activo en su propio cuidado, fomenta la autonomía y la autoeficacia, y promueve una relación de colaboración y respeto entre el paciente y el profesional de la salud.
Recomendaciones para un lenguaje sensible y respetuoso
Para profesionales de la salud:
- Utilizar un lenguaje personificante, colocando a la persona en primer lugar y reconociéndola como un individuo.
- Evitar el lenguaje negativo, controlador y estigmatizante.
- Adoptar un lenguaje empoderador que fomente la autonomía, la autoeficacia y la colaboración.
- Ser consciente del impacto de sus palabras y preguntarle a la persona con diabetes qué lenguaje prefiere.
Para educadores en diabetes:
- Integrar la sensibilización sobre el lenguaje en los programas educativos para personas con diabetes.
- Proporcionar recursos y herramientas para ayudar a las personas con diabetes a comunicar sus preferencias lingüísticas.
- Fomentar el uso de un lenguaje positivo y empoderador en los materiales educativos.
Para investigadores:
- Prestar atención al lenguaje utilizado en la investigación sobre la diabetes y asegurarse de que sea preciso, respetuoso y no estigmatizante.
- Investigar el impacto del lenguaje en la salud mental y el bienestar de las personas con diabetes.
- Desarrollar y difundir guías de lenguaje para la comunidad de investigación en diabetes.
Para todos:
- Seamos conscientes del lenguaje que usamos al hablar sobre la diabetes.
- Eduquémonos sobre el impacto de las palabras y la importancia de un lenguaje sensible y respetuoso.
- Comprometámonos a utilizar un lenguaje que promueva la comprensión, el apoyo y el empoderamiento de las personas con diabetes.
En síntesis, el lenguaje importa
Las palabras que usamos al hablar sobre la diabetes pueden tener un profundo impacto en las personas que vivimos con esta condición.
Al adoptar un lenguaje sensible, respetuoso y empoderador, podemos crear un entorno de apoyo y comprensión que fomente el bienestar emocional y psicológico de las personas con diabetes.
La investigación en curso continúa arrojando luz sobre la importancia del lenguaje en la atención de la diabetes.
Es crucial que todos, desde los profesionales de la salud hasta el público en general, seamos conscientes del poder de nuestras palabras y nos comprometamos a utilizar un lenguaje que promueva la dignidad, el respeto y la inclusión.